Queridos navegantes:
Hoy toca merienda especial, bueno merienda y desayuno, porque con estas cantidades que me gasto es imposible comerlas de una sola atacada... ¡o sí! 😋
La receta no puede ser más sencilla, o sea, que todo el mundo a navegar un rato en la cocina, os prometo que vuestros comensales os harán la ola y un tsunami, si además las acompañáis de unos triangulitos de papaya rellena de coco.
Ingredientes:
- 500 g de calabaza cocida
- 400 g de harina de trigo
- 4 huevos "L"
- 150 g de azúcar
- 1 cucharadita de canela molida (+ para espolvorearlas)
- 250 ml de leche de coco
- 150 ml de agua
- Azúcar glas y canela molida (opcional).
Para acompañarlas: nata montada (vegetal en mi caso) y mermelada de calabaza.
Así de fácil:
Batir juntos todos los ingredientes menos la harina, que la iremos incorporando en varias tandas, al no ser que queramos acabar con la cara en modo "geisha".
Una vez que tengamos una crema fina y homogénea, tapar y dejar reposar en el frigo durante 1 hora (el tiempo necesario para que las proteínas y el almidón de la harina se hidraten y hagan crecer la densidad de la masa), así conseguiremos unas filloas con una textura más esponjosa y uniforme.
Engrasar (muy poco) una sartén antiadherente con ayuda de una servilleta de papel untada en aceite de oliva y calentarla.
Verter la cantidad de masa justa para formar una filloa finita (yo la vierto en el centro de la sartén y voy moviendo ésta hasta que la masa cubra todo el fondo), cuando cuaje le damos la vuelta para que se acabe de hacer por los dos lados y vamos colocándolas superpuestas sobre un plato.
La primera filloa no suele salir muy guapa, pero está igual de rica, o sea, que os podéis imaginar quién fue la catadora oficial en esta ocasión.
¡Todo listo para una gran merienda!