Queridos navegantes:
Hoy os traigo una receta que posiblemente sea la más antigua en mi carpeta "Pendientes por publicar" y es que lleva casi cuatro años ahí guardada 😅.
La receta en cuestión es un puré de albedo* que he servido en cucharitas para el aperitivo, aunque también le he dado otros usos en alguna ocasión (también pendiente por publicar).
Me he inspirado en la receta de Ferran Adrià del Bulli, con algún que otro cambio 😇.
Espero que os guste!
* El albedo es la capa blanca y esponjosa que hay entre la cáscara y la pulpa de la fruta.
Su espesor es distinto en cada variedad de fruta y es la parte de la fruta que más pectina tiene y es por eso que su textura mejora de un día para otro, ya que la pectina actúa a modo de gelatina.
Una textura perfecta para decorar con manga pastelera y boquilla decorativa.
Ingredientes: (prueba a prepararlo con la mitad de cantidades si es sólo para aperitivo.
Yo he utilizado estas cantidades para que me sobrara para la siguiente receta 😋)
- 175 g de albedo de limón (utilizar limones de piel gruesa)
- 50 g de azúcar blanquilla (se puede añadir un poco más si es para repostería)
- El zumo colado de 1 limón y medio o menos (según la textura que nos guste, tiene que quedar una crema suave).
- 1 cucharada de aceite o de mantequilla derretida.
Así de fácil:
Con ayuda de un pela patatas, retirar la parte amarilla de los limones.
Retirar todo el albedo con un cuchillo y blanquear en agua hirviendo durante dos minutos.
Colar y refrescar bajo el grifo.
Volver a repetir la operación de hervido, colado y refrescado cuatro veces para quitar el amargor del albedo, aunque hay veces que con tres veces es suficiente según la variedad del limón.
Una vez colado y refrescado, lo ponemos en el vaso de la batidora y trituramos hasta hacerlo puré.
Verter en un cazo y añadir el azúcar.
Calentar a fuego suave (no tiene que hervir), removiendo con una espátula hasta que se disuelva el azúcar.
Retirar del fuego y verter el zumo de limón y el aceite o mantequilla.
Mezclar bien y...
Cubrimos con film y conservamos en la nevera hasta que adquiera una textura más densa (yo lo preparo de un día para otro y lo conservo directamente en la manga pastelera que voy a utilizar).
¡Imaginación al poder!
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