Queridos navegantes:
Hoy voy a hablaros de una especia que seguro que todos conocéis y que en más de una ocasión habréis utilizado en vuestras recetas: la pimienta rosa.
Una especia de sabor dulce y afrutado por fuera, con un interior ligeramente picante y envuelto en una frágil piel que nos servirá para decorar y aromatizar todo tipo de platos ya sean dulces o salados.
Hay que utilizarla con moderación ya que en grandes cantidades puede llegar a ser tóxica debido al cardanol (un compuesto fenólico irritante) que contiene en mayor o menor concentración según su lugar de cultivo.
Estas bayas rojas son ideales para aderezar ensaladas, para aliñar salsas (añadir siempre al final porque las altas temperaturas y las cocciones prolongadas disminuyen su delicado sabor), también son deliciosas para perfumar helados y en repostería nos aportarán un toque aromático exquisito y delicado (ya lo veréis en el próximo post), en definitiva, una especia que no te dejará indiferente.
Aunque existen tres árboles de pimienta rosa pertenecientes a la misma familia, el que hoy os muestro es el Schinus molle (llamado también falso pimentero, debido a la semejanza de sus bayas con las semillas del verdadero pimentero y al aroma que desprende al estrujar sus hojas semejante al de la pimienta) y cuyas bayas son las que yo utilizo en mis recetas, os dejo el enlace de los otros dos y de cuya toxicidad no estoy bien documentada.
En breve publicaré una receta perfumada con esta maravillosa y versátil especia.
¡No os alejéis mucho!
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