Una receta clásica a la que he dado un pequeño toque de glamour gracias a un poco de colorante rojo y al mejor extracto de agua de rosas (al menos para mí) que existe en repostería. Una receta sencilla y rápida de elaborar y que al haber utilizado nata vegetal... también yo podré comer un trocito aunque, viendo la esponjosidad del bizcocho, voy a cambiar de opinión y me comeré un gran trozo, jeje!!
Sólo deciros que yo no sé a qué huelen las nubes, pero si entras en mi cocina con los ojos tapados pensarás que estás en el mismísimo jardín del Edén de lo bien que huele.
Ingredientes:
- 4 huevos
- 120 g de azúcar
- 120 de harina de trigo
- 1 pellizco de sal
- 1 cucharadita de aroma de rosas (de Nielsen Massey, el mío) y colorante rojo.
Almíbar: (calentar hasta formar un sirope líquido y dejar enfríar)
- 100 g de azúcar
- 100 ml de agua.
Relleno:
- Nata vegetal para montar.
Elaboración:
- Separamos las yemas de las claras.
- Montamos las claras a punto de nieve junto al pellizco de sal.
- En otro bol, batimos las yemas junto al azúcar hasta que la crema blanquee.
- Incorporamos la harina (tamizada) poco a poco para que se integre bien, añadimos el colorante y el aroma y mezclamos.
- Con ayuda de una espátula y con movimientos envolventes (para que no se baje la mezcla), agregamos las claras a punto de nieve.
Precalentamos el horno a 180ºC
Forramos una bandeja de horno con papel de hornear y vertemos la mezcla con cuidado para que quede repartido por igual, Introducimos en el horno durante 10 minutos (vigilar siempre).
Una vez fuera del horno, lo enrollamos sobre sí mismo con el papel, lo envolvemos en papel de aluminio y lo dejamos reposar hasta que esté casi frío.
Montamos la nata y la reservamos en la nevera.
Con cuidado, lo desenrollamos y retiramos los dos papeles, calamos con un poco de sirope y lo rellenamos con la nata.
Una vez relleno, lo envolvemos de nuevo (en film) y lo guardamos en la nevera hasta su consumo.
Antes de servirlo, lo espolvoreamos con azúcar glas, lo decoramos a nuestro gusto y a merendar!
Un té de rosas será la compañía perfecta para esta delicada y aromática merienda.
¿Te apuntas?
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